¿Es cierto que algunos perros requieren “mano dura” al entrenarlos?
Nunca falla, siempre hay alguien
que lo dice. En una conversación sobre un entrenador que usaba métodos bruscos
para entrenar perros, alguien hizo un comentario que más o menos decía
esto: “El entrenamiento en positivo, con premios, está bien para cachorros o
razas pequeñas de perros y quizás algunos perros adultos, pero hay algunos
perros que requieren de una mano más dura.”
¿De veras? Porque esa oración suena
sólo como un pretexto para jalonear, pegar, gritar, usar collares eléctricos y
otras cosas que se usan en los perros en nombre de un “entrenamiento adecuado.”
He escuchado la excusa de “mano
dura” con este contexto: “son perros peligrosos”. Este y otros términos similares
se usan en perros categorizados como severamente agresivos.
En la gran mayoría de estos casos,
el entrenador ha sido llamado como una última opción antes de dormir al perro. En mis años como especialista en conducta
canina y entrenamiento, me han tocado
muchos clientes con perros “peligrosos”.
Como ejemplo, les puedo contar acerca de un oficial de policía de
1,83mt, dueño de un Alsaciano (un perro muy similar a un Pastor Alemán) de
63kg. El oficial había adoptado al perro ya adulto. La primera semana que el
perro estuvo en su nueva casa, el hombre intentó tomar un juguete del piso al
mismo tiempo que el perro. El perro instintivamente, quiso proteger su juguete,
lo que provocó un hoyo en la palma de la mano del hombre, que la atravesó. El perro también se comportaba agresivamente
con desconocidos y en general hacia cualquiera que pasara del otro lado de su
cerca de alambre. Me complace reportarles que después de un entrenamiento
gentil y modificación de conducta, continuada con diligencia por los dueños,
todos vivieron con cuidado y felices.
Este tipo de anécdotas los pueden
escuchar también de otros entrenadores.
Es cierto que hay perros con un
carácter mucho más dócil que otros y es más sencillo entrenarlos y que
participen en la modificación de conducta. También hay perros muy escandalosos,
“molones” y fastidiosos y sí, hay perros que en efecto presentan problemas de
agresividad de leves a severos.
Pero cuando etiquetamos a esos
perros como “perro peligroso”, no les
ayudamos en nada. Ésta etiqueta le indica a muchas personas que es un perro en
una situación extrema que requiere de medidas extremas. Nada puede estar más
alejado de la realidad. El intentar establecer jerarquía y posición dominante
es una postura que aplican muchos entrenadores cuando trabajan con perros de
alto riesgo. La teoría, supongo, es que
el perro se volverá más dócil, porque no puedes entrenar a un perro que te
ataca. Pero ESTO ES UN ERROR. No
se trata de medir fuerzas, se trata de ganarse la confianza del perro.
Piénsalo: ¿Por qué se comporta
agresivo el perro? En la gran mayoría de los casos, es porque no se siente
cómodo y seguro y toma la ofensiva para mantener lo que lo tiene asustado al
margen. Claro, también están los perros
territoriales o los agresivos cuyo origen no está basado en miedo, pero aun
así, el ganarse la confianza del perro sin enfrentarlo llegará más lejos que
simplemente establecer estatus de dominación. Digamos que inclusive el
entrenador puede “dominar” al perro. ¿Dónde deja a los miembros de esa familia,
que tienen que vivir todos los días con el perro?
He tenido muchos clientes que
fueron aconsejados a usar técnicas de dominancia, duras y de castigo con perros
agresivos, que resultaron
contraproducentes.
Una de mis clientas por ejemplo,
fue aconsejada a que pusiera panza arriba a su Bulldog y se sentara encima
cuando se pusiera agresiva. Después de recibir una mordida en la cara, estaba
buscando una mejor opción.
No me importa si el perro pesa 65kg
o 3kg o si el problema sea no saber andar con correa o morder a los invitados.
No existen perros que requieran “mano dura”; sólo hay entrenadores que
requieren más conocimientos y más delicadeza al entrenar.
Fuente: Nicole Wilde, especialista
en comportamiento canino, entrenadora y autora.
Foto: tiptopk9.com