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Perros CURIOSIDADES 31-05-2014
Rascando panzas.

No es lo mismo que un perro se ponga panza arriba, a que un gato se ponga panza arriba.
Cuando un perro se pone panza arriba, nuestra primera reacción es rascarle o sobarle la panza. Nos parece lo más natural e instantáneamente lo hacemos, como respuesta a un gesto que identificamos como ternura hacia nosotros.

Sin embargo, para los gatos el ponerse panza arriba DE NINGUNA MANERA es una invitación a que les toques (¡mucho menos les rasques!) la panza. 


Cuando un gato se pone panza arriba es una postura muy vulnerable; podría estar completamente relajado y dispuesto a jugar contigo, sólo ten cuidado: cuando salgan las garras y los dientes, termina el juego o tu gato pensará que tiene una bonita persona con quien jugar a la presa.

La postura  también puede ser defensiva (no esperando atacar, sino defenderse), ya que están con todas sus armas listas: garras y dientes.

¿Cómo saber cuándo es una y cuándo la otra? Mira sus orejas y la posición general de su cuerpo.

Cuando un gato está con el cuerpo relajado y las orejas mirando hacia el frente, los bigotes hacia atrás, es probable que esté dispuesto a jugar. Pero si tiene el cuerpo tenso, los bigotes erizados hacia adelante y sobretodo las orejas pegadas al cráneo, es mejor dejar a tu minino en paz o mejor aún, tratar de averiguar qué es lo que lo hace sentir tan amenazado, para ayudarlo.

Ahora bien, en el caso de los perros, no siempre el estar panza arriba es sinónimo de juego y amistad. Un perro tímido, acobardado o sumiso puede ponerse panza arriba apenas te aproximes  a él . Puedes identificar  el gesto si está acompañado por la cola entre las patas y lengüetearse los labios de manera constante.  Para un perro en esta postura con estos síntomas, lo mejor para hacerlo sentir tranquilo es mostrarle que no somos amenazantes para él: inclínate o siéntate, para parecer menos grande y llámalo sin inclinarte hacia él y sin estirar la mano.

No obligues nunca a un perro a rodarse panza abajo para acariciarle la panza. Si el perro no lo ha hecho él mismo,  puede volverlo ansioso e intranquilo.

Hay otro detalle: no a todos los perros les gusta que les acaricien la panza.  Está atento sin embargo: si el perro gruñe o intenta morder, simplemente levántate y vete. Contacta a tu veterinario, pues puede que tu perro sienta dolor o esté enfermo, lo que provoca agresividad.

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