Ten cuidado con lo que premias.

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03-03-2015

Ten cuidado lo que premias.

No es ningún secreto que los perros hacen lo que les funciona. Si un perro recibe una recompensa o premio cada vez que se queda quieto y en silencio en su cama, es probable que se quede ahí más tiempo. La mayoría de los dueños de perro están de acuerdo en que “aquello que se recompensa ocurrirá con mayor frecuencia ”. Y sin embargo, como entrenadora, veo con frecuencia a dueños recompensando sin darse cuenta a sus perros por los comportamientos que están tratando de corregir.

Un ejemplo ocurre cuando un dueño intenta redirigir la atención del perro. Digamos que el perro está masticando las barbas de una alfombra. El dueño interrumpe la acción con un seco “¡NO!” o dando una palmada fuerte al aire. El perro, sorprendido se detiene momentáneamente. Claro que si el perro no es redirigido a hacer otra actividad, muy posiblemente continuará mascando las barbas de la alfombra.
Muchos dueños al llegar a este punto, ofrecen al perro una alternativa para masticar, como puede ser un juguete, para mantener ocupado al perro -¡buena idea!-. Sin embargo, si la alternativa se ofrece en el momento en el que se detiene de masticar la alfombra, hay la posibilidad de que algunos perros aten cabos: si mastico la alfombra, ¡obtendré un juguete!

La solución es agregar un paso intermedio de las dos acciones. Interrumpe el masticado, aléjate un poco del área y llama a tu peludo. En cuanto acuda a tu llamado, pídele una tarea sencilla y que ya sepa hacer bajo una orden, como sentarse o acostarse. Cuando lo haga, recompénsalo con elogios (“¡muy bien!, ¡buen perro!”) y con el juguete. Ahora, has recompensado al perro por el “siéntate” y no por masticar la alfombra.

A menudo las personas recompensan a sus perros por conductas no deseadas, sin darse cuenta. Más de una vez he escuchado a un dueño quejarse por que su perro le brinca o le pone las patas encima. Mientras escucho a la persona, el perro tiene las patas delanteras plantadas en el regazo de la persona, mientras ella lo acaricia de manera automática.

Las caricias son recompensa. También es recompensa el levantar a un perro pequeño del piso cuando te salta o te brinca. Para el caso, recompensa es cualquier tipo de atención que consiga tu perro de ti.

Por ejemplo, tu perro te brinca. Tú lo miras y le dices firmemente “NO”. Quizás también lo empujes. El problema es que lo acabas de premiar con tu atención –mirar o hablarle a un perro es prestarle atención-. El empujar a un perro para muchos de ellos es una recompensa aún mayor: ¡es un gran juego!

La mejor solución es eliminar cualquier atención: Voltéate de lado, con los brazos cruzados e ignora al perro hasta que se siente (no le ordenes que se siente; muy probablemente lo hará solo, si ya se lo enseñaste) o que tenga las cuatro patas en el piso. Dale unos segundos y entonces voltéate hacia él, halagándolo y acariciándolo, CON CALMA (nada de agitarlo con las manos, como si lo estuvieras secando con una toalla o ser muy efusivo con el “buen perro).

Una manera particular de dar atención al perro, aunque la mayoría de la gente no considera como tal, es el sonreírle o reírse. Cuando nuestro perro Mojo era un cachorrito, tenía el hábito de eructar. Ver a una adorable bolita de pelos eructando nos hacía morirnos de risa a mí y a mi esposo. Aparentemente dejó una fuerte impresión en Mojo, el cual al convertirse en un perro de 54kg pensó que era de lo más tierno poner su cara frente a la tuya y soltar un gran eructo. No, ya no es tan divertido.

Observa a tu perro. Cuando identifiques algún comportamiento desagradable, piensa cómo puede ser que lo estés recompensando por ello. SI la recompensa proviene de ti, es hora de modificar un poco tu comportamiento como humano.
Puedes darle mucho afecto a tu perro, jugar con él, darle premios, etc. ¡Sólo ten cuidado qué comportamientos recompensas!

Fuente: Nicole Wilde, para positively.com
Fotos:
patch.com
thedogtrainingsecret.com