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15-07-2015
La verdad acerca de ser dominante.
Los perros no están en el mundo en busca de su total dominación. No son lobos socializados que están constantemente buscando convertirse en el “perro líder” sobre nosotros y no está en su genética el controlar todas y cada una de las situaciones que se les presentan todos los días.
Contrario a lo que las técnicas tradicionales de entrenamiento y algunas ideologías presentadas en medios masivos de comunicación actualmente dicen, la mayoría de los problemas caninos de comportamiento provienen de inseguridad y /o un deseo de buscar y mantener seguridad y comodidad, no del deseo de establecer un rango superior y convertirse ellos y no tú en el “alfa” .
Por lo tanto, enseñarle a un perro “quién es el jefe” por medio de un forzado estado llamado “sumisión calmada” es precisamente lo opuesto de lo que necesitan en realidad para aprender de manera efectiva y sobreponerse a problemas de conducta.
Mucho de este malentendido se basa en la aplicación errónea de estudios hechos hace ya algún tiempo en manadas de lobos cautivos y extrapolando esos comportamientos al perro doméstico. Hay dos problemas con esto:
1.Perros y Lobos son dos especies completamente diferentes
.
A pesar de haber evolucionado de ellos, nuestros perros caseros no tienen ya nada que ver en comportamiento con los lobos.
Y
2. El resultado de estos estudios ha sido descartado por los propios científicos que hicieron dicho estudio.
A pesar de esto, términos como “el perro alfa”, “el perro líder” o “líder de una manada” se han vuelto comunes y de uso cotidiano. Es interesante cómo al definir conceptos humanos sobre rango y jerarquía estos términos pueden ser útiles y no generan ningún problema. Pero las cosas se complican cuando usamos estos términos para referirnos a nuestros perros domésticos, asumiendo incorrectamente que los perros les importa tanto como a nosotros la identificación de quién tiene el rango más alto en cualquier situación.
Resistirse a proyectar nuestras inseguridades humanas a cómo creemos que piensan y sienten nuestros perros es un prerrequisito para poder entender y edificar una relación saludable y balanceada con ellos.
La historia de la dominación (en la ciencia)
Nuestro entendimiento sobre la dominación ha evolucionado durante el último medio siglo, conforme la ciencia moderna del comportamiento continúa sus estudios de la interrelación en el mundo animal.
Para aclarar, es importante entender cómo la palabra “dominancia” se convirtió en algo tan frecuente al describir la relación social perro/perro, perro/humano.
En los años 20´s, se hizo un estudio en gallinas donde se observaba que se establecía un “orden jerárquico” por medio de picotazos o amenaza de picotazo. Desde entonces, estudios más avanzados sobre jerarquías sociales han sido conducidas en otras especies, descubriéndose que aunque miembros dominantes de ciertos grupos animales eran más propensos a exhibir comportamiento agresivo o amenazador, cimentaban su influencia (dominancia) sin el uso de fuerza. Otros miembros del grupo calmaban a sus compañeros ofreciendo actitudes de deferencia (sumisión) a los miembros más dominantes.
En otras palabras, las relaciones de dominancia entre animales se establecen generalmente sin el uso de fuerza o agresión, reduciendo de esta manera el potencial de que haya algún conflicto.
La sumisión NUNCA es forzada.
Este es un componente crítico para entender cómo interactúan los perros: Si un perro es dominante sobre otro, dicho estatus es libremente entendido y aceptado por ambas partes, sin ningún problema.
Debido a que la dominación o dominancia es un estado acordado por ambas partes, el perro que permita que otro perro sea dominante está ofreciendo libremente su sumisión, no está siendo forzado físicamente a someterse. Esta sumisión revela un instinto predominante entre perros por regla general, para evitar conflicto en un esfuerzo para mantener la seguridad y sobrevivencia.
Perros alfa: Malentendidos
Las teorías tradicionales para entrenar perros han llevado a la gente a creer que las jerarquías sociales en casas donde hay más de un perro son rígidas, con un “alfa” ya sea perro o persona en la punta de la jerarquía y el resto de los miembros de la familia humana y canina encajando en sus lugares asignados.
Aunque las jerarquías sociales son un hecho entre perros, habiendo perros más controladores que otros, estudios han demostrado que estas jerarquías no son siempre así sino que están cambiando constantemente.
Los perros que viven en casas donde hay más de un perro por ejemplo, pueden decidir entre ellos quién tiene acceso primero a qué, dependiendo el valor que le den a cada recurso. Por ejemplo, ciertos perros pueden darle más valor a la comida cuando llega el tiempo de darles de comer mientras otros dan prioridad al lugar para dormir.
Un perro no necesariamente (y generalmente no lo hace) controla el acceso a todos los recursos, sólo los que son de gran valor para él. Para mantener un medioambiente seguro y pacífico, un perro debe aceptar el deseo de otro perro de priorizar otros recursos. Algunas peleas se dan si ambos priorizan los mismos recursos como comida, lugares, objetos o personas. El deseo de priorizar el acceso aumenta la competencia y por ende, la confrontación.
Aunque haya desacuerdos entre perros que han formado relaciones saludables entre ellos, hay perros que presentan conductas sociales inapropiadas, alterando el status quo al portarse como bravucones. Aunque el comportamiento de un perro bravucón (o bully) pueda parecer rudo, estos perros son generalmente lo contrario a seguros.
Aquellos que malentienden la dominancia generalmente etiquetan a perros que son agresivos o controladores como “líderes de manada” o “perros alfa”. Pero la verdad es que en la mayoría de los casos esos perros simplemente están actuando como bravucones.
Cuando lo piensas en términos humanos, en la escuela ¿el bravucón o bully es el niño que tiene más confianza en sí mismo o el más inseguro? Invariablemente, los bravucones no son personas que tengan confianza en sí mismos y su necesidad de controlar a otros provocándoles dolor emocional o físico es derivado de una aguda inseguridad.
Los bravucones caninos son inseguros también y aunque es cierto que llegan a influir en el comportamiento de otros perros que prefieren guardar su energía defendiendo recursos que les interesan, dicha influencia no es el resultado de una batalla de jerarquía. Es crítico que se comprenda que el comportamiento bravucón no tiene cabida en una relación natural, dominante/sumiso, canina o humano canina.
Mal diagnóstico, mal tratamiento.
La mayoría del público que tiene un perro ha creído por mucho tiempo que la llave para resolver la mayoría de los problemas de conducta caninos está en la dominancia, cuando la realidad es completamente diferente.
Piensa en el entrenamiento canino en términos médicos:
Como cualquier médico te dirá, si no conoces el origen o la causa de un problema, no puedes tratar dicho problema con efectividad. El diagnóstico y el proceso de tratamiento puede verse enturbiado si se hace demasiado énfasis en los síntomas en lugar de investigar las posibles causas.
Idealmente te das cuenta que el tratamiento no está funcionando, humildemente admites tu error y aplicas el tratamiento apropiado. Continuar con un mal tratamiento solo exacerba la condición del paciente, haciendo más difícil de resolver el problema si no te das cuenta de tu error.
Desgraciadamente para los perros, un mal diagnóstico de sus problemas de comportamiento relacionado con dominación termina en el peor de los casos.
Los tratamientos tradicionales para cambiar comportamiento, diseñados para prevenir a los perros de “subir de estatus” incluyen castigo, intimidación y miedo, precisamente lo opuesto que necesita un perro para superar la mayoría de los problemas de comportamiento.
Hemos permitido a nuestro concepto de dominación (basado en acumular poder, establecer un rango más alto y mostrar control de una manera impositiva y a veces violenta) malinterpretar las relaciones caninas y sus jerarquías sociales.
La ciencia nos ha enseñado que la sumisión impositiva o forzada no es representativa en cómo los animales, incluyendo perros, establecen relaciones saludables y funcionales entre ellos y con nosotros.
Fuente: Victoria Stilwell
Fotos:
dogsthings.com
pixshark.com
tsrinjurylaw.com
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