Por qué vacunar a tus gatos, aunque no salgan de casa.
Como especialista en gatos, la mayoría de mis pacientes viven sus vidas exclusivamente dentro de casa. Muchas veces durante una consulta, cuando digo a mis clientes que se acerca la fecha de volverlos a vacunar (o ya se pasaron y no están re-vacunados), me preguntan con frecuencia si su gato verdaderamente necesita las vacunas.
“Es un gato de casa, no sale ni a la esquina ni tiene contacto con otros gatos”, es algo que escucho casi todos los días.
Los gatos caseros SÍ necesitan todas las vacunas.
Las vacunas han sido una parte integral del cuidado preventivo por varias décadas. Ningún otro avance médico ha sido tan exitoso para controlar enfermedades en animales de compañía.
La vacunación es un procedimiento médico y la decisión de vacunar está basada en los riesgos y beneficios para cada gato individual. No vacunar a tu mascota nunca será una buena opción.
El objetivo es idear una estrategia razonable que maximice nuestra habilidad para prevenir enfermedades infecciosas mientras se minimizan los efectos adversos asociados con vacunar.
Las vacunas se pueden dividir en dos categorías: obligatorias –recomendadas para todo gato- y no obligatorias –aquellas que puedan o no ser necesarias, dependiendo el estilo de vida del gato y sus circunstancias.
Actualmente, las vacunas contra la enteritis infecciosa felina, herpes, calcivirus y rabia caen dentro de la categoría de obligatorias.
La vacuna más común contra la enteritis, herpes y calcivirus es una vacuna múltiple: contiene agentes virales que atacan a varias enfermedades, juntas en la misma dosis y es comúnmente conocida como FVRCP: “Feline Viral Rhinotracheitis”.
La vacuna contra rabia es monovalente: contiene agentes virales que atacan sólo a un virus, el de rabia.
Las vacunas en contra de la Leucemia Felina (FeLV), el Sida Felino (FIV), la peritonitis felina (FIP), dermatofitosis (tiña, un hongo de la piel), Chlamydophila (respiratorio) y Bordotella (otro patógeno respiratorio) son consideradas no obligatorias.
Los gatitos son el principal blanco de vacunación debido a que son más susceptibles a enfermedades e infecciones que los adultos y desarrollan las enfermedades de un modo más severo.
La ronda de vacunas deberá empezar en cuanto el gatito tengo de 6 a 8 semanas de vida, iniciando con la FVRCP, con refuerzos cada 3 o 4 semanas hasta las 16 semanas de vida. Gatitos mayores de 12 semanas deben recibir una dosis inicial de FVRCP, seguida por un refuerzo, de 3 a 4 semanas después.
Se vacuna contra rabia a partir de las 12 a las 16 semanas de vida.
Aunque la vacuna de FeLV no es obligatoria en adultos, se recomienda que todos los gatitos sean vacunados, por lo susceptibles que resultan ante el virus y porque el estilo de vida de un gatito puede cambiar una vez sea adoptado, aumentando el riesgo de contagio.
Un refuezo de la vacuna se recomienda un año después, en gatos que tienen riesgo de contagio. Lo más recomendable es que el gatito, al llegar a su nueva casa, no cambie su estilo de vida. Es decir, que permanezca dentro de casa.
Un año después de administrada la vacuna pediátrica, debe administrarse nuevamente tanto la vacuna de FVRCP como la de Rabia.
Fuente: MVZ Arnold Plotnick, para Cat Man Do
Foto: petplace.com