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Perros BÁSICOS SOBRE MASCOTAS 18-07-2016
Cuidados de perro geriatra

Te mereces una felicitación enorme, eres un gran dueño: si tu perro ha disfrutado más de 16 años, es porque ha tenido una vida de cuidados. Ahora te toca hacer que sus años dorados sean igual de agradables.



Cada perro se vuelve geriatra a diferente edad, aunque la mayoría de los canes se convierten en “adultos mayores” entre los 7 y los 10 años. Es importante que sepas la edad de tu peludo para que sepas más o menos a qué edad empezará a envejecer. Pregunta a tu veterinario.

Un perro de 16 años, dependiendo de su tamaño, es más o menos el equivalente a una persona de 80 a 123 años.

Como un adulto mayor, tu perro se mueve más despacio y duerme más de lo que antes lo hacía.

Probablemente muestre signos de deterioro cognitivo.
Puede que lo notes: de repente vaga por la casa y no parece encontrar el camino de vuelta a su cama o a su plato de comida; se pierde en la casa. Quizás notas que te sigue más de lo habitual: puede ser que tiene miedo de estar solo. Te recomendamos que les des confianza y que cuenten contigo para ir de habitación a habitación, te lo agradecerán.  Si tu perro tiene demencia senil es importante intentar mantener un orden dentro del hogar para que no se sienta desorientado.

Puede que vocalice más de lo habitual, sin motivo aparente y puede volverse “desobediente”, pero no por probar sus límites o “llevarte la contraria”, sino debido a  cambios físicos o mentales que están ocurriendo en su cuerpo. Puede empezar con problemas de visión o auditivos,  haciéndole más difícil interactuar contigo o con sus alrededores.

Debido a rigidez articular, puede evitar situaciones que le resulten incómodas, como subir escaleras o subirse al auto...o a la cama.  También les cuesta regular la temperatura. Por estos motivos, es básico que tengan una cama amplia, cómoda y acolchada donde reposar, una manta y, de ser necesario, un calentador. Si era costumbre para el can subir a tu cama o a algún sillón, puedes facilitarle una rampa o escalera para que pueda seguir subiendo a hacerte compañía.

Por la misma rigidez, es posible que el levantarse y salir para hacer sus necesidades le sea doloroso, o simplemente, se le empieza a olvidar avisarte que necesita que lo saques, resultando en “accidentes” más frecuentes. Hay condiciones médicas que se presentan en un perro cuando envejece, que reducen la movilidad, puede haber cambios en la ingesta de agua o la orina o incontinencia, así que nunca asumas que un cambio de comportamiento es exclusivamente por cuestiones mentales.

Probablemente no tenga el apetito que tenía antes y puede estar inquieto, aunque duerma más.  Puede ser que, si tienes otros perros, lo molesten conforme envejece, lo que puede afectar su  lugar en la “manada”.

Afecto constante

En esta etapa de su vida, tu querido peludo puede cambiar su temperamento y volverse o muy apegado o aislarse. Con frecuencia, los perros geriatras se vuelven solitarios y prefieren recluirse a algún lugar de la casa donde puedan dormir en paz y tranquilidad.

Puede volverse poco paciente. 
Será prudente monitorear las interacciones entre tu viejito y los demás, sobre todo niños pequeños. Aunque haya sido muy paciente a lo largo de su vida, puede volverse agresivo con la edad, aún con los juegos que antes le gustaban.
Tu can puede cambiar de comportamiento mostrándose más dependiente, apegado e incluso  puede llorar cuando nos vamos de casa: tiene unas necesidades de afecto mayores.

Uno de los problemas más comunes que les suceden a los perros mayores es que al dormir mucho sus familias interpretan que deben dejarle tranquilo.
Es cierto que debemos dejarle reposar y no interrumpir sus horas de sueño, pero también es importante mostrarle cariño de forma regular, animarle a jugar y divertirse. Aunque ya no juega con la misma energía, puedes variar los juegos y juguetes, de acuerdo con sus capacidades.

Como con un adulto mayor, el perro geriatra que no es estimulado o no tiene qué hacer se vuelve apático, triste y se aísla del núcleo familiar. Juega y trátalo de forma especial, recuerda que quizás les cuesta animarse y su estado es más delicado. Déjale juguetes o juegos de inteligencia con comida cuando te marches para que pueda distraerse.

Es importante que no te saltes ni un chequeo veterinario: conforme pasa el tiempo, debes llevar dos veces al año (cada seis meses) a tu perro a revisión. Con esto, promoverás la salud y longevidad del peludo, estarás al tanto de los riesgos de salud dependiendo de la raza(o mezcla de estas) y el tamaño, y podrás detectar a tiempo cualquier enfermedad, pudiendo aplicar a tiempo tratamientos o medicinas.

Haz hecho un buen trabajo hasta ahora, ¡sigue así y disfruta la compañía de tu viejito!

Fuente:
expertoanimal.com
vetstreet.com

Foto:  dreamstime, para vetstreet.com


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