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17-06-2014
Convivencia entre perros y gatos.
No, no es misión imposible.
Desde su nacimiento, tanto al perrito como al gatito se les debe dar un ambiente apacible, pero rico y estimulante para favorecer la constitución de sí mismo.
La socialización del gatito con los seres humanos y otros animales deben realizarse entre la 2ª. y 9ª. semanas. Durante este período, si un gatito nace en un entorno en el que vive (o se le introduce) con humanos, perros o cualquier otro animal, estará habituado a ellos.
Esto significa, entre otras cosas, que no identificó a estos animales como enemigos o presas potenciales, sino más bien como amigos especiales.
Para el perrito, a partir de la quinta semana aparecen reacciones de temor y a la séptima semana un aumento de esta tendencia. De ahí la importancia primordial de propiciar en el cachorro el desarrollo de la socialización con los seres humanos y todas las especies de animales con las que se podrá encontrar en su entorno. Todas estas reuniones siempre deben ser experimentadas positivamente por animales muy jóvenes, para evitar el riesgo de resultados contrarios.
Si el gato no es una especie con la que el cachorro ha socializado siendo pequeño, no todo está perdido. La presentación de un cachorro a un gato adulto es muy posible, ya que tiene tiempo para acostumbrarse a él antes de que crezca y que ladre lo bastante fuerte para asustarlo.
Presentar a un perro adulto con un gato adulto es una tarea mucho más difícil, pero si el gato fue socializado adecuadamente en un gran número de estímulos y que, básicamente, no tenga miedo, entonces hay esperanza. Sin embargo, lo mejor es presentarle un perro muy tranquilo y apacible en sus gestos y movimientos, para que el gato se acostumbre poco a poco y el miedo no se presente. El gato debe aprender a no correr, con lo cual puede desencadenar el instinto depredador del perro.
La actitud del propietario en los diferentes intentos de presentación es crucial. Por supuesto nunca deberán forzar a uno u otro animal al acercamiento en la primera confrontación, será necesario mantenerlos en brazos, poniendo atención en el malestar de cada uno de los dos animales y asegurándose que estén cómodos.
Por otro lado, se deberá seleccionar un lugar para las siguientes aproximaciones, capaz de ofrecerles la posibilidad de descubrir, olfatear y evaluar el espacio en el que cada una de ellos pueda adelantarse o retirarse a voluntad para aprender a manejar su propio miedo, tratando de intervenir lo menos posible para mejorar su familiarización mutua.
En conclusión esté consciente de que una socialización mutua a temprana edad de ambas especies, gato y perro, permite ofrecer las mejores condiciones al reunirlos para conocerse y "aprender" libremente, asegurando relaciones armoniosas en el futuro.
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