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Gatos EL ETÓLOGO DICE 01-01-2016
Obesidad en mascotas: humanizando a tu peludo.

Las personas que conviven con un perro o un gato tienen la responsabilidad de sentar las bases adecuadas para que su animal esté sano, tanto física como psicológicamente.

"Uno de los errores más habituales en la convivencia y educación de nuestros compañeros de cuatro patas es su humanización (asignarles necesidades y características de personas)", asegura Carmen Castro, psicóloga, coordinadora del área de terapias asistidas con animales del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y responsable de un centro de adiestramiento, en el que, según cuenta, 7 de cada diez visitas se producen porque el animal no se comporta bien a causa de su humanización. "Por ejemplo, acostumbrarlos a dormir siempre en la cama o darles chocolate”, concreta Castro.



Hay determinadas cuestiones derivadas de la humanización de un perro o gato que tienen más consecuencias para la salud y el bienestar del animal. Es el caso del sobrepeso y la obesidad, que, según un estudio sobre la salud de las mascotas, State of Pet Health 2012 Report, afecta a 1 de cada 5 perros y gatos. “Ofrecer al animal comida de la mesa es una forma de humanizarle que le causa enfermedades metabólicas y cardíacas”.

Miguel Ibáñez, responsable de la Clínica del Comportamiento Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid: “Es el caso de cuando es Navidad y le ofrecemos al perro o gato una comida especial para que ellos también lo celebren, pero el animal no vive la situación como nosotros ni asocia ese alimento a la celebración navideña”.



Los cachorros de perros y gatos resultan irresistibles por su aspecto tierno y desvalido. Esta atracción tiene incluso una denominación, efecto Bambi, y produce que las personas se derritan frente a las crías de perro o gato y los traten como a niños pequeños.

Es inevitable tratar a los cachorros como a niños, pero conviene evitar caer en el error y ofrecer al perro y al gato  lo que necesita: normas, rutina, órdenes básicas y tratarle y hablarle como corresponde a su especie y no como si fuera una persona, porque puede dar lugar a confusión en el animal, además de restarle dignidad”.


La psicóloga y miembro de la junta directiva del Instituto de Estudios Psicosomáticos y Psicoterapia Médica (IEPPM), Begoña Gallego nos explica: “En ocasiones, estamos ante individuos con carencias afectivas que se proyectan en el animal, experiencias afectivas traumáticas con otros sujetos, un exceso de soledad o bien la dificultad para establecer relaciones sociales”. Y, en otras, incluso se impone la moda de una raza en concreto; y la mascota no se humaniza, se cosifica, como un accesorio.

La mera existencia de la tipología de razas caninas (700) y felinas (100) ya es un reflejo de cómo manejamos al animal a nuestro antojo, con tamaños mini para facilitar nuestra movilidad, hasta sin pelo para mantener la limpieza en casa.

¿Y si en lugar de cosificar o humanizar empezamos a tratarlos como lo que son: nuestras adorables mascotas?

Fuente: elpais.com

Foto:
sodahead.com
mundotkm.com
in123gles.blogspot.com


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